Un modelo alternativo de desarrollo regional

Hace años, tuve oportunidad de escuchar a Raúl Hernández Garcíadiego y saber de su proyecto “Agua Para Siempre”. Raúl y Gisela, su esposa, universitarios originarios del D.F. decidieron crear una asociación civil denominada “Alternativas y procesos de participación social”. Para enfocar sus esfuerzos desarrollistas escogieron la región más pobre de México, la Mixteca, ubicada entre los estados de Puebla, Oaxaca y Guerrero. Se trata de  una región semiárida con más de cien localidades de población indígena que vivía en una espiral de pobreza que la impulsaba a emigrar.

El proyecto Agua para Siempre inició en 1988 y se dedicó a trabajar con la población local y conjuntamente con ellos a estudiar los recursos naturales de la región y a diseñar proyectos productivos. Fue un proceso paulatino de aprendizaje conjunto y de desarrollo de capacidades, así como de gestión con autoridades y con organismos internacionales. En los primeros 30 años, a base de poca inversión, tecnologías alternativas ecológicas y de trabajo intensivo, se realizaron más de 700 pequeñas obras hidráulicas.

Entre los aprendizajes está el rescate del cultivo del amaranto, un alimento que era clave en las sociedades prehispánicas. Para su cultivo y comercialización crearon una cooperativa llamada Quali.

Entre las características de este proyecto de desarrollo regional, destaco los siguientes: a) está orientado a la restauración de cuencas y al rescate del medio ambiente; b) se trata de un esfuerzo de organización colectiva en el que tienen un papel activo clave la población local, especialmente las mujeres y los indígenas; c) es una ejercicio de vinculación y creación de sinergias; se gestionan apoyos de gobierno y de organizaciones de desarrollo, pero no se depende ni se subordinan a ellos; son iniciativas de abajo hacia arriba.

Visita a San Gabriel Chilac y al Museo del Agua

Acabo de regresar de un viaje a Tehuacán, Puebla, en donde visité el Museo del Agua ubicado en la población de San Gabriel Chilac. Quedé gratamente impresionado de la calidad del museo y del desarrollo que ha tenido la cooperativa Quali. A diferencia de muchas obras de gobierno que luego son abandonadas o que parecen arrastrar su existencia burocrática, ésta es una obra viva y funcional. Ahí pude observar los proyectos y desarrollos de biodigestores, riego por goteo de bajo costo, experimentos con gaviones y uso de depósitos de barro en el subsuelo como mecanismo para riego, entre otros. El museo promueve además la nutrición y el consumo de amaranto y rescate de la flora local como medios de subsistencia.

Quedé bien impresionado de que este es un proyecto de desarrollo ya ha dado resultados y es sustentable y, sobre todo, que no está ubicado en un país lejano o extraño, sino en México.

Nicolás Pineda Pablos

 

 

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